jueves, 27 de diciembre de 2018

Ricardito Dito, Er ninio del ibuprofeno forte

Nació Ricardito Dito un miércoles de ceniza en que a su padre se le cayó el puro en la sopa.
Su madre, que era una señora de acrisolada y luenga nobleza y no en vano tenía seis Ducados y dos L&M lights, con ese gracejo propio de las matriarcas de antaño lo mandó a comer a la cocina y luego se fue ella misma a parir en olor de santidad.
Dicen las malas lenguas que dona Prosapia no sabía parir. Dicen las gentes del lugar que era muy buena pariendo pero que ese día se distrajo con el crucigrama, que mire usted, tenía que poner una palabra de diecisiete letras que significara "Ducho en procelosos enigmas pratóxicos" y ella dudara entre "Rigolotometricoss" con dos eses (es que si no, no cabía) o "Carcunderemitosos". Ambas palabras muy bonitas pero que se las acababa de inventar y además no cabían.
Sea como fuere, el caso es el Ricardito nació de decúbito prono y además durmiendo. Aquello causó gran consternación y el padre, Don Ricardito, que a fuer de ímprobos esfuerzos había conseguido volver a encender el puro de la sopa, vio como se le volvía a caer y lo dio por perdido, ya para siempre.
Ricardito tuvo una infancia difícil. Sus padres hablaban idiomas diferentes y jamás pudo congraciarse con ellos.
En el colegio, además, el padre Escolapio que les daba clases de urbanismo y taconeo solía mirarlo con inquina y lo esperaba a la salida para darle grandes palizas.
Cuando salía del colegio, emocionado y hambriento, se iba a su casa. Y así un día tras otro. El muy gilipollas.
Pero hete aquí que se le apareció un día en el trayecto a casa un viejo buhonero que en su mocedad había matado toros y le dijo que si le daba un bocadillo le iba a enseñar a ser el más grande matador de toros de toda la historia de la humanidad. Ricardito, que a fuer de trabajar y estudiar con denuedo era un chico muy avispado, aceptó el trato. El buhonero, que en realidad era el padre escolapio disfrazado le dió una paliza por bobo y allí mismo juró el joven imbécil que se iba a hacer torero.
Deputó, perdón, ¿en que estaría yo pensando? debutó en la gran plaza de Arlington del sur, que está en Cuenca. A ver, que os veo muy dispersos, Arlington del norte está en los EEUU, al lado de un cementerio, y Arlington del sur en Cuenca, al lado de una fuente que por las noches les ponen bombillas y van las parejas a hacer cochinerías. Pues allí hay una plaza y allí fue Ricardito a tomar la alternativa.



La plaza estaba abarrotá der tó. Venga gente y venga gente. Que no cabía nadie ni ná de abarrotá que estaba y Ricardito, a quien ya se le empezaba a llamar er niño der tanga, acudió con su traje de luces apretao, apretao y se dio la vuelta al ruedo. Luego entraron los trescientos toros que iba a torear y con un valor rayano en la temeridad, se subió en su tanque y los toreó a todos.
El publico estaba como loco de tamaña manifestación de valor y lo sacaron en hombros dentro del tanque y los tiraron a la fuente y hubo un señor que se enfadó y todo.
Los periódicos al día siguiente hablaban del Atleti y de un señor que decía que si venia de Raticulín y esas cosas.
Nuestro hombre, que era un ejemplo de equidad, fundó la academia de toretes y toreritos, y tuvo mucho éxito porque permitía fumar en las aulas.
A él se le debe que en muchas corridas (dejaros las risitas y los codazos, que esto es muy serio) se pueda poner un cenicero de pie para que el matador pueda dejar depositado el cigarrillo mientras torea.
Ricardito hizo muchas aportaciones al mundo de la tauromaquia. Una de las más notorias fue el uso de rifle de francotirador para poder torear desde el salón de la casa de uno sin necesidad de ir a la plaza.



Un buen día, en una memorable tarde de toros, mientras le hacía una llave de karate a un toro, le vino un apretón y se fue a un aparte, al lado de un burladero para aliviarse, con tal mala fortuna que el toro, que era rencoroso, embistiólo de tal guisa que lo lanzó a la grada del siete, donde un anciano padre escolapio lo remató entre grandes muestras de cariño filial.
Sirva su ejemplo de guía para todos esos jovenzuelos que de mayores quieren ser toreros.
Y feliz año nuevo.