Espero que al recibo de la presente esté usted bien.
El motivo de esta carta es para comunicarle que en nuestro último encuentro estuvo usted muy grosero. Es cierto que siendo usted un archivillano y yo un superhéroe nos peleemos, nos demos de mamporros y hasta que intentemos matarnos. Más usted, que como es muy malo, siempre está intentando hacer daño al prójimo. Pero eso no es excusa para que me insulte. No me importa si me llama sucio trepamuros, o lacayo de los polizontes o alguna de esas expresiones tan pintorescas que se le ocurren a usted, no sé si por efecto del alcohol o de su pura maldad, que le reconcome el cerebro, pero llamarme Cabronazo me parece un exceso.
Por otra parte, me gustaría decirle que si tenía intención de tenderme una emboscada este sábado, que no voy a poder asistir por haber quedado con unos amigos para ver el partido. Si a usted le da igual me puede tender la emboscada el domingo. Y si me hace el favor, que no dé mucho el sol, que ya hace calor para pelearnos y termino sudando como un pollo.
Atentamente...
Señor Spiderman:
Acabo de recibir su carta de fecha 15 del presente y me quedo consternado.
Me dice usted que yo le insulto, ¡Yo! que soy un bendito del señor. Ya ve usted, porque una vez en el calor de la trifulca le dije cabronazo, seguramente sin querer y con seguridad sin ninguna intención de ofenderle. En cambio usted me ha dicho que me voy a quedar calvo y que me huele el aliento y yo no me quejo.
Y no voy a entrar en el gasto tremendo que me ocasiona usted cada vez que me rompe una de las patas metálicas. ¡Que son de tungsteno, señor mío! Y el seguro no las cubre de ninguna de las maneras.
Este sábado no tenía intención de tenderle ninguna emboscada. Quería ver el partido yo también, está el Betis de Broklyn que se sale. La verdad es que da pena el Rayo Manhattiano, con lo bien que iba la temporada pasada.
Pásese por el Corte Neoyorquino de la Quinta Avenida y cómprese un disfraz de spiderman transpirable, que los tiene por cuatro cuartos.
Atentamente...
Profesor Octopus:
(¿Qué es esto de que se le llama a usted doctor en algunos círculos? Pero si suspendió usted microbioneurología de cuarto, ¿cómo va a tener un doctorado?)
¿Me llamaba guarro en su última carta?
Atentamente...
Spidermanito:
No me andes tocando los
Tengo un doctorado, te guste a ti o no. Es cierto que está a nombre de otro investigador, pero el título es mío.
No te llamé guarro, que podría, porque echas un pestazo a sudor que dan ganas de dejarte ganar y no pelearse contigo. ¿Tú te duchas? Me refiero a que si lo haces a menudo, y no me vale eso de que te duchas una vez al mes lo necesites o no.
Por cierto, ¿fueron imaginaciones mías o me guiñaste un ojo el otro día en el atraco del banco?
Atentamente...
Octopus:
¿Qué estás insinuando? Se me metió una carbonilla en el ojo y no pude evitar parpadear. Eso no significa nada. Lo mismo te podría decir yo, que me tocaste el culo. ¿O crees que no me di cuenta? ¡¡Que para darme un puñetazo en el pecho no hace falta palparme las nalgas, listo!!
Yo me ducho todos los días, que lo sepas. Y uso un desodorante de La Toja muy bueno que me compra una tía mía.
Atentamente...
Spiderman:
Esto ya pasa de castaño oscuro. Me has destrozado dos brazos metálicos ¿Tú sabes lo que me va a costar arreglarlos? Mira, pensaba regalarte dos entradas de tribuna para la final de la copa y te voy a regalar una
Y que sepas que ahora cuando nos volvamos a pelear te voy a tirar los puñetazos con mala intención.
Octopus:
No tienes
Te cojo y te reviento, muchacho.
Te voy a echar telarañas hasta que te escuezan los ojos.
Te voy a meter un abrelatas por el
Spiderman de pacotilla
Eres un andrajoso y un bocazas.
Tú no has usado desodorante en tu
Y que sepas que me ha contado El duendecillo verde que a él también le has tocado el culo. A ver si ahora va a resultar que eres un poco mariposón.
Me cago en tu padre, Octopus.
Atentamente...
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